Hace muy poco que despedimos el año 2021, un año de contrastes para nosotros. Fuimos Campeones de Tercera División en nuestro grupo, el mismo año del ascenso, y dábamos la bienvenida a una categoría recién creada, la Segunda RFEF, un orgullo para este club y este pueblo. Y lo hicimos con nuestros recursos, limitados, y nuestros guerreros en el campo y la grada, una grada cada vez más concurrida. El fútbol nos devolvía la alegría en la oscuridad de la pandemia.

El cuerpo técnico, apoyado por la directiva, eligió su escuadrón para esta nueva aventura, a los que creía más capacitados, otorgó la confianza que merecían a unos chavales que se habían entregado a una camiseta y un escudo para lograr algo histórico. Sabíamos que lo que venía era difícil pero reuniendo esfuerzos de muchas partes conseguimos un presupuesto para competir que seguía siendo humilde frente a clubes históricos y con un fondo económico astronómico. Echamos toda la carne en el asador y comenzó la Liga. Nos costó adaptarnos y poder ganar. Hablábamos de buenas sensaciones, de que el equipo competía, pero eso no era suficiente y los esfuerzos no tenían recompensa. No estábamos a la altura y desde el farolillo rojo de la clasificación todo se complicaba más.

Se acercaba diciembre, con una nueva e ilusionante eliminatoria de Copa del Rey que se tornó en luto, y había que tomar decisiones, duras, durísimas pero había que hacerlo porque nos había costado mucho llegar hasta ahí y había que intentar mantenerlo. El cuerpo técnico ha hecho muchos, muchos números, ha entonado el mea culpa sobre la planificación inicial. Ha meditado mucho cada perfil de nuestros guerreros e incluso pusieron su cargo a disposición de la directiva que presido… La respuesta fue contundente, si crees que con la llegada de refuerzos podemos cambiar la dinámica, vamos a por ello. Y llegó la lista de descartes y, también las peticiones de salida. Otra vez más números, más decisiones que tomar… Que no se crea nadie que esto está siendo fácil para nosotros, y personalizo en esta Junta Directiva, que hace tres años se encontró sola, con tres jugadores y en categoría Preferente, pero que gracias al huracán Aitor Gómez y sus guerreros está donde hoy está.

Juntos somos como una gran familia y se han forjado lazos que van más allá de lo deportivo, por lo que decir a Daniyo, Del Amo, Mani, Nachete, Moraga o Juan, que están fuera del equipo ha sido muy duro porque todos ellos fueron determinantes en su momento. Igual que aceptar la petición de Carpin. Siete personas a las que este club estará eternamente agradecidas y a las que deseamos la mayor de las suertes en sus próximos proyectos. Son siete despedidas que quedan en nuestra historia. Y esa historia continua en este 2022, y hablamos ya en presente. Llegan nuevas caras que iréis conociendo y nos marcamos el objetivo de volver a dar guerra en competición y puntuar. Para dejar de lucir como farolillo rojo necesitamos, ganas, ambición, ilusión, trabajo, mucho, mucho trabajo y compromiso con un escudo y el nombre de un pueblo que ha visto en su equipo de fútbol algo con lo que volver a emocionarse en estos años de pandemia.

Pero para cambiar nuestra suerte también os necesitamos a vosotros y vosotras, a la mejor afición del mundo porque equipo y afición es el mejor tándem posible. Tendremos momentos difíciles y los viviremos juntos, como siempre, y los superaremos. A este 2022 le pedimos que estéis para el CD Marchamalo pueda ser nuestro «Orgullo Gallardo». Que nos respeten las lesiones y que el balón llegue al fondo de la red contraria. ¡¡Vamos, guerreros!!

Juan Antonio del Castillo, Presidente del CD Marchamalo.